Acabo de terminar este libro, que aunque no es la clase de lecturas que acostumbro, me pareció, en general, interesante. Les comparto algunos párrafos que me agradaron en sobremanera.
Literatura y mito existen porque existe un silencio que en realidad es antipalabra. Si todo hubiera sido dicho o todo resultara fácilmente decible, moraríamos en la era de otro tipo de silencio, el silencio pleno donde la palabra no necesitaría ser contrarrestada porque sería superflua (...) Cuando la antipalabra de una vida individual se quiebra surge la literatura; cuando la que se agrieta es la antipalabra de un grupo aparece el mito: literatura y mito son las maneras de decir lo que no puede ser dicho de otro modo, son las formas que hemos creado para contornear el vacío, para sediarlo.
¿De qué palabras se rodea cada persona? ¿Cuáles son esas palabras y cómo las acomoda en una sencuencia? (...) ...las palabras donde se aloja cada quien deben ser muy concretas, tibias, húmedas: un lugar, una fecha, un objeto, un nombre.
(...)
Tendría que empezar de nuevo.
¿De qué historias se rodea una persona? Historias, ractifico ahora, porque una palabra después de otra, eslabonadas en una sencuencia particular, resultan en una frase y la frase es el camino a la narración.
¿Con qué historias entonces, se viste cada persona como si se enfundara una segunda piel sobre la piel? ¿Historias recientes o antiguas historias que solía denominárseles "tragedia"?
El lenguaje acumula una memoria fatal que ni siquiera se reconoce como memoria. Olvidar es una de las maneras de ser libre, un arduo y prolongado trabajo que en ocasiones desemboca en la locura o el suicidio. Renunciar a las historias que son nuestra genealogía, nuestra ascencia.
Ricardo Chávez Castañeda. 2005. El libro del silencio. Editorial Alfaguara.
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