Mi vida en corcho

Contemplo el pizarrón de corcho que ha estado en esa pared desde que me mudé a mi cuarto. Se ve medio raro porque la mayoría de las cosas que están pegadas ahí no tienen relación unas con otras. Ejemplo: propaganda de la película de Charlie y la fábrica de chocolate junto a los boletos de cuando fui a ver a Franz Ferdinand, una calca de Harry Potter y una postal de una escultura hecha por una artista chilanga, pero que conseguí en Mérida. También hay muchos boletos del cine (Sin city, Niñera a prueba de balas, El señor de los anillos 1, 2 y 3) y calcas de juegos de video (Mario Bros. y Donkey Kong). Un recorte de revista de unos manatíes, una foto mía y de Voss y otra de cuando se formó el volcán Paricutín. Un llavero de Bob Esponja, un recuerdo de cuando fui a ver Las Obras completas de William Shakespeare, abreviadas y una diadema de orejas de Mickey Mouse, entre muchas cosas más. Dicen que antes de morir, ves pasar toda tu vida en un segundo. Supongo que se refiere a aquello que fue trascendental y dictó el tipo de vida que llevaste o la clase de persona en la que te convertiste (¿convertirías?). Me pregunto si ese segundo será así, como un pizarrón de corcho que te deja recordar todo con un sólo vistazo que le lances. He quitado muchas cosas de ahí; algunas porque perdí interés en ellas, otras porque olvidé su significado, algunas porque decidí guardarlas en el baúl del olvido y otras tantas porque tuve que moverlas para hacerle lugar a lo nuevo. De una u otra forma, tuvieron su lugar en algún momento de mi vida y supongo que algunas terminarían apareciendo al final. Es imposible saber que estará ahí si mueres en algunos años (3, 5, 10, 20…), pero si murieras mañana, ¿qué verías? Yo pienso en muchas cosas, incluyendo huecos y sin embargo, donde hay, está retacado. Je, sensaciones veinteañeras, supongo. Yo digo que retaques tu vida, sólo cuídate de los arrepentimientos.